PROGRESSIO
POPULORUM PROGRESSIO III Por un desarrollo integral del hombre (Primera Parte).
Durante cuatro notas desarrollaremos una parte del espíritu de una de las principales Encíclicas Papales que marcó la etapa mas rica de nuestra Iglesia en el siglo XX.
Por Daniel do Campo Spada.
En el Capítulo II, que lleva el título de “La Iglesia y el desarrollo”, comienza lanzando un mandato a los misioneros para que lleven la Buena Nueva a los pobres en un desafío para que las acciones sean concretas. “Al mismo tiempo que iglesias, sus misioneros han construido hospicios y hospitales, escuelas y universidades. Enseñando a los indígenas el modo de sacar mayor provecho de los recursos naturales, los han protegido frecuentemente contra la codicia de los extranjeros”1. Sin hacer alusión directa es un rescate de la forma de evangelización de los jesuitas. Esto se calla en la mayoría de las publicaciones católicas e incluso en su voto de obediencia al Papa los propios integrantes de la Compañía de Jesús se han llamado a silencio desde la restauración conservadora de Juan Pablo II. Muy útil es en esta parte cuando diferencia los poderes terrenales de los celestiales, pero sin por ello resignar la lucha por los hermanos y la justicia en nuestro presente en este planeta2.
En el Capítulo III, “Visión cristiana del desarrollo” rescata al individuo aún en el contexto global que presentó en el II. “En los designios de Dios cada hombre está llamado a desarrollarse, porque toda vida es una vocación”3. Sin embargo advierte en que dentro de la escala de valores debe evitarse al materialismo sofocante que alimenta la ambición y la codicia. El hombre queda de esa forma prisionero de las ambiciones económicas. “La búsqueda exclusiva del poseer se convierte en un obstáculos para el crecimiento del ser y se opone a su verdadera grandeza; para las naciones, como para las personas, la avaricia es la forma mas evidente de un subdesarrollo moral”4. Considera que dentro de la aspiraciones menos humanas están el abuso del poder y la explotación de los trabajadores y dentro de las más humanas están la ampliación de conocimientos, la educación y la cultura5. Este capítulo pone en crisis a aquellos que asocian al capitalismo al cristianismo.
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FEBRERO 2010-2-07
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POPULORUM PROGRESSIO I La década del 60.
Durante cuatro notas desarrollaremos una parte del espíritu de una de las principales Encíclicas Papales que marcó la etapa mas rica de nuestra Iglesia en el siglo XX.
Por Daniel do Campo Spada.
Pocas épocas de la historia humana han concentrado tantos hechos en apenas una dpecada. Situaciones que trascienden hasta nuestros días. Podríamos aventurar que somos hijos de los 60. Con sus cosas favorables y sus consecuencias. Incluso los retrocesos que nuestra Iglesia tuvo con el período de Juan Pablo II, conocido como la restauración conservadora, fueron respuestas a lo que esos años nos había dado en la esperanza. Paulo VI fue sorprendentemente alguien que en plena Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) se atrevió a decir que era “el abogado de los pueblos pobres”. A pesar de pertenecer a la curia italiana, Roma se ponía acorde a tiempos de reivindicación de la Justicia Social. Tras el Concilio Vaticano II, quizás el momento cumbre de la historia católica contemporánea, lo social estaba en la palestra. Los pobres, los sumergidos, los marginales, los sometidos, emergían en la realidad incluso de la principal Iglesia monoteista.
Sería inútil intentar en una apretada síntesis incluso apenas enumerar la cantidad de avances en materia de relaciones sociales, sexuales, tecnológicas, educativas, laborales y políticas. En América Latina, crecía con mucha fuerza la opción por los pobres, que convirtió a nuestra región en la zona del mundo que más crecía en su Iglesia. Oleadas de jóvenes laicos y miles de vocaciones sorprendían a la pacata Europa. Se abandonaban las hermosas iglesias y se bajaba a los barrios, al barro, al lado de los humildes por la dignidad. Sacerdotes denominados “tercermundistas” ponían el cuerpo para como dijo Monseñor Angelelli para poner “un oído en el evangelio y otro en el pueblo”.
Mujica, De Nevares, Camilo Torres, Boff, Beto, Romero, y un centenar de pastores regaron nuestros países en pro de una ilusión a la luz del ejemplo de Jesús, quien en definitiva vivió y murió entre los pobres y puso en un aprieto al imperio mas grande de la tierra, al que conquistó varios siglos después solo con su Mensaje. La Palabra se convertía en realidad y esperanza. Nunca fue mas real el “Soy el camino y la vida”.
Dentro de los pequeños hechos que hicieron ese gran movimiento que hoy parece escondido y tapado, estuvo la Encíclica Papal Populorum Progressio publicada en el Vaticano el 26 de marzo de 1967. No tiene el vuelo estilístico ni teológico de las posteriores como es el caso de Caritas In Veritate de Su Santidad Benedicto XVI, uno de los sumos pontífices con mayor preparación intelectual, pero sin duda le habla al pueblo cristiano con su propio registro. Como lo hace un auténtico Pastor, recuperando lo mejor de San Pablo, que se allanaba a la forma de hablar de las comunidades de hermanos a los que aconsejaba a través de sus cartas.
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DICIEMBRE 2009-12-28
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Notas Cristianas 